¿Puede una organización que ha encubierto sistemáticamente delitos sexuales contra menores de edad* atribuirse el derecho a formar a futuros operadores de justicia, educación y la salud biológica o mental? Esta podría ser una de las preguntas que deberíamos hacernos los ciudadanos de a pie cuando observamos las disputa mediática y jurídica del Vaticano con la Universidad Católica de Lima. Pero no es la única pregunta, pues está implícito en el termino universidad la racional duda científica y sus diversos caminos hacia la búsqueda constante y permanente de la ciencia. Entonces puede una organización ortodoxa, dogmatica y confesional, garantizar una educación superior científica. Debería el estado y las políticas públicas otorgarles la condición de UNIVERSIDAD y permitirles integrar la Asamblea Nacional de Rectores a espacios confesionales como la Universidad de Piura, Universidad Sede Sapientai o la Universidad Peruana Unión que no garantizan o restringen la educación superior científica.

¿Quién garantiza a la sociedad civil y los ciudadanos de a pie que los futuros egresados de dichos centros de educación superior se aparten de su formación confesional, ortodoxa y dogmatica cuando ejerzan de operadores de justicia, educación o salud? Hacia donde inclinaran su criterio de conciencia cuando laboren en la burocracia estatal y tengan que emitir opinión sobre ciertos derechos de los ciudadanos. Qué criterios confesionales terminaran imponiendo a los ciudadanos que no compartimos sus criterios confesionales y los resultados de su educación no científica. Que pasara cuando la sociedad laica reclame derechos jurídicos que contradigan los arcaicos valores confesionales en que han sido formados dichos operadores de justicia , educación o salud. Las interrogantes son validas y necesarias pues en la disputa jurídica el Vaticano también está apelando a un ordenamiento jurídico distinto al del estado peruano. Y nos afectara a todos los ciudadanos los resultados de una educación de esa naturaleza.

Nadie niega que estos centros de educación impartan una educación con valores. Pero deberíamos preguntarnos la naturaleza de esos valores. Pues los valores pueden ser positivos o negativos al fortalecimiento de los valores democráticos y de una cultura de paz. Deberíamos preguntarnos entonces si los niños son sujetos de derecho a la libertad de pensamiento, credo y culto, el derecho a su integridad y a la libertad de su desarrollo integral. Pues así, como se resguarda y rechaza la injerencia violentista de sendero, contraria al estado de derecho. Deberíamos también preocuparnos y proteger a los niños de contenidos y espacios con caracteres fascistas, ultra conservadora, antidemocráticos o autoritarios.

Debe renunciar el estado a proteger a sus futuros ciudadanos de una educación confesional que aun no han decidido. Deben los padres, la familia o estos espacios confesionales irrogarse el derecho a restringir o decidir sobre el futuro confesional o la libertad de pensamiento credo o culto de los niños. Más aun cuando en diversas partes del país se crean centros de educación superior o escolar de contenidos confesionales y no científicos.

La iglesia pretende apropiarse vanamente de ser el bastión de la ética y la moral ciudadana. Pero debe el estado peruano ceder esa función a una organización que a pagado 2 mil millones de dólares en acuerdo extra judiciales para evitar se hagan públicas las denuncias por abuso sexual de sus obispos. ¿Qué clase de educación garantiza el gran canciller de una organización de tales características?

*Aproximadamente 25.000 mil menores de edad víctimas de abuso sexual solo en Irlanda, el 4% de españoles reconoció haber sido víctimas de abuso sexual por curas en España, 4.392 sacerdotes implicados en violación sexual en estados unidos. En el Perú debido a la prescripción de los delitos sexuales las víctimas que hoy son adultas se encuentran impedidos de iniciar acción legal).